VUELTA A CUBA EN 10 DÍAS: LA HABANA EN TRES DÍAS

“La madre patria” será una de las frases que más escucharéis a los cubanos al pasear por las calles y decirles o adivinen de dónde venís. Tras un año entero esperando, ¡¡por fin llegó mi viaje a Cuba!! Tenía tantas ganas de que llegara el momento que ahora que he vuelto me parece mentira que haya estado por allí. ¡¡Quiero volver!! Y, aunque va a ser complicado, intentaré resumiros mi paso por La Habana en tres días en esta entrada 😉

Lo primero que tenéis que tener en cuenta al elegir Cuba como destino de viaje es que no es un país que esté preparado para el turista. ¿Qué significa esto? Para aventureros, mochileros e intrépidos viajeros es el destino perfecto, pero si buscáis comodidad y buen servicio es mejor que lo penséis dos veces antes de comprar los billetes. Una vez comprados… No hay vuelta atrás. ¡Nos vamos a Cuba!

Tras 09 horas de vuelo con Evelop, aterrizamos en el Aeropuerto Internacional Jose Martí. Lo primero que os llamará la atención poco antes de llegar es que os fumigarán. Sí, sí, como lo leéis. Debido a la ley del gobierno cubano para evitar que se transporten especies de insectos/enfermedades de un país a otro, cuando el avión esté comenzando a descender las azafatas llenarán el avión de un spray no tóxico para las personas. ¿Os ha pasado en algún otro lugar? Para mí fue la primera vez.

Llegamos al centro de La Habana por la tarde: Descontrol con las horas, ganas de darnos una ducha y salir a la calle a descubrir La Habana.

Nos alojamos en un hotel céntrico para no necesitar transporte dentro de la ciudad, ya que aunque en el mapa parezca que Cuba es una pequeña isla las distancias son bastantes largas. Teníamos la calle Obispo y O’Reilly a dos minutos del alojamiento.

Si tenéis oportunidad, os recomiendo que os alojéis en una casa en vez de hotel. Viviréis de una forma mucho más auténtica la experiencia 😉

Lo dicho: Nos dimos una ducha y salimos en búsqueda del que sería el lugar en el que cenaríamos aquella noche. Teníamos reserva hecha en el paladar Doña Eutimia (uno de los más conocidos tanto en España como allí) y la verdad es que los platos no defraudaron. ¡¡Estaba todo riquísimo y a muy buen precio!! Probamos aguacate con pulpo, la conocida ropa vieja y el picadillo con sus frijoles y arroz blanco. ¿De bebida? Smoothie de mango (¡Era demasiado pronto para los mojitos!).

A la mañana siguiente nos irían a recoger temprano para comenzar nuestra visita guiada por La Habana, así que nos fuimos prontito a casa para recargar las pilas y disfrutar al máximo de la sorpresa que nos esperaba…

Día 1: Visita guiada a La Habana

Con este cochazo vinieron a recogernos a la puerta del hotel para pasar el día #funplaneando en La Habana. Con nosotros estuvieron Miguel conductor y Miguel guía, con los que compartimos un día entero en el que hablamos de cultura, la ciudad, un poquito de política y, sobre todo, nos ayudaron a descubrir la auténtica Habana. Hicimos un tour de seis horas en total entre el paseo en coche y el recorrido a pie por la ciudad. Montados en este convertible de 50 años hicimos el largo del Malecón y recorrimos cada uno de los barrios de La Habana: de El Malecón a Vedado, Miramar y terminamos en La Habana Vieja, donde comenzó nuestra ruta a pie.

Aquí nos quedamos con un solo Miguel, que nos guió por los edificios con más historia, anécdotas, principales plazas y nos dio algún que otro consejo sobre cómo movernos por la ciudad y a qué lugares ir.

Por la tarde-noche

Terminamos la ruta alrededor de las 16.30, momento en el que, como lugar caribeño que es, nos cayó una tormenta tropical con la que no hubiéramos necesitado una ducha ese día si hubiéramos llevado jabón con nosotros. Esto nos hizo tener que pasar por el hotel para secarnos y esperarnos hasta que escampara.

¡Otra curiosidad! Los cubanos dicen que cuando los españoles nos fuimos de allí les dejamos lo mejor de la vida: las mulatas y el ron. Y es completamente cierto, porque de nuestros horarios no se les quedó nada. Comen alrededor de las 13.00 horas, los monumentos y tiendas cierran sobre las 17.00-17.30 y cenan en torno a las 21.00. ¡Como muchas de las ciudades europeas!

Pero nosotros, como auténticos españoles, cuando pudimos salir a la calle, nos dispusimos a comenzar a conocer los mejores bares y tradiciones de la capital cubana. En Cuba tienen 2 cervezas propias: Cristal y Bucanero; pero también exportan Presidente (de origen dominicano). ¿Mi favorita? La Cristal 🙂

Respecto a mojitos, daiquiris y demás cocktails… Sí, los probamos y bebimos unos cuantos, pero si no queréis beber colonia, os recomendamos que les digáis que os lo pongan poco cargados. Puede parecer a broma, pero el ron les sale mucho más barato que el agua o cualquier refresco, por lo que lo más habitual es que os pongan más de 3/4 de alcohol y el restante… lo que toque, jajaja. En cuanto a la mejor marca de ron si estáis por Cuba, el Havana Club es el que todos conocemos, pero, el mejor, Santiago de Cuba 😉

Día 2: Descubriendo la auténtica Habana

Si el día anterior nos habían contado la historia y enseñado los lugares más turísticos de La Habana, dejamos el segundo día para perdernos por la ciudad. Si bien es cierto que fuimos a hacer algunas fotos (el día anterior durante el tour no nos quisimos entretener en esto), nos dejamos llevar por las calles de la Habana Vieja para descubrir sus casas, mercados, costumbres y forma de vida.

Solamente hicimos dos “turistadas” pero ambas recomendadas. La de por la mañana fue ir a “La Cámara Oscura” de la Plaza Vieja de La Habana. Las vistas son muy chulas porque se encuentra en una azotea desde la que se tienen vistas panorámicas de la ciudad, pero el invento de Da Vinci que allí se os mostrará os dejará ojipláticos. Y hasta ahí puedo leer…

A partir de ahí nos pateamos cada callejuela y rincón de la capital cubana: Hablamos con la gente de la zona, averiguamos que lo que nosotros creíamos que eran mangos por tamaño en realidad eran aguacates y nos encontramos completamente inmersos en su forma de vida. Al andar por allí veréis a los niños jugando por la calle, las puertas de las casas abiertas y la gente hablando a gritos por la calle como si estuvierais en vuestro pueblo.

Si una cosa es La Habana, es segura

En cuanto a la situación arquitectónica y la conservación de las calles, sí tengo que reconocer que todo está bastante viejo y descuidado, motivo por el que, a veces, antes de entrar a una calle había que llenarse bien los pulmones de aire fresco porque los olores que os podéis encontrar pueden ser demasiado… Peculiares.

A media mañana…

La Habana es una ciudad muy calurosa en los meses de verano, así que aunque siempre íbamos cargados con una botella de agua, a media mañana hicimos una parada estratégica en un lugar maravilloso (tanto por el fresquito que hacía como por el aroma que allí se respiraba): el Museo del Chocolate (soy muy golosa, ¡qué se le va a hacer!)

Además del chocolate frío, que viene muy bien para reponer fuerzas, os recomiendo que probéis los bombones ¡¡están de muerte!! Tienen más de 30 variedades y hacen formas de lo más variopintas <3 También se pueden ver qué instrumentos se utilizan para tratar el cacao y se ve cómo hacen las figuritas y el propio chocolate, pero después de probarlo, solo podréis pensar en eso, jajaja

Tras este alto en el camino, nos acercamos a otro de los templos de La Habana: la antigua fábrica del ron Havana Club. Las visitas las hacen por idiomas y las tienen organizadas por horas, así que reservamos la hora de nuestro tour y, como nos quedaba muy poquito tiempo, nos fuimos a comer algo por ahí, ya que al final de la visita se hace una degustación y no queríamos que nos pillara con el estómago vacío.

Además de los platos tradicionales que nosotros diríamos “de bien”, en Cuba tienen un bocata que lo llaman “sándwich o bocadillo cubano”. Esperamos que si lo pedís os pille con hambre porque además de que el tamaño no está nada mal, está hecho con filete de lomo de cerdo, jamón de york y queso. No penséis que llevan una lonchita de cada cosa y un finústico filete; sino que se trata de un SEÑOR BOCADILLO, así, con mayúsculas.

Por la tarde-noche

La visita a la antigua fábrica del Havana Club es muy cortita (unos 30-40 minutos diría) y os cuentan cómo se trata la caña de azúcar desde que se recoge hasta que lo que se obtiene es ron. No conservan muchas de las herramientas que se utilizaban pero sí cuentan detalles bastante interesantes respecto a cómo afecta la madera del barril o sobre las diferentes variedades que existen y cómo combinarlas. Por ejemplo, hacerse un cubalibre con Havana 7 para los cubanos es un sacrilegio y tienen uno específico para los combinados. ¿La mala noticia? Que no llega a España.

Así fue como empezamos la tarde de nuestro segundo día. Y la terminamos. Porque junto a la fábrica hay un bar que está muy chulo, con diferentes tipos de ron que te explican en la visita… ¿Es necesario poner más excusas? xD

¡Ah, por cierto! Esa fue nuestra segunda “turistada” del día 😉

Día 3: Museo de la Revolución y Malecón

Uno de los mayores símbolos de la ciudad es el Museo de la Revolución, ya que a través de objetos y manuscritos podéis conocer la historia de este archipiélago (aunque lo conocemos como isla, Cuba en realidad está conformado por 4.195 cayos, islotes e islas y la Isla de la Juventud). Tenéis la posibilidad de hacer la visita por vosotros mismos (10 CUC) o con un guía (12 CUC).

Aunque ambas necesitan toda una mañana, os recomiendo la visita guiada ya que es mucho más ameno el que haya alguien contándote la historia que si lo hacéis de forma independiente. Si lo hacéis solos es muy probable que tras leer tres paneles lo único que os apetezca sea salir en búsqueda de un mojito. Para hacerla de la primera forma, lo mejor es ir temprano ya que no tienen horas definidas ni grupos mínimos, sino que depende de cómo vaya llegando la gente.

Al salir del museo, y a pesar que de la hora que era y el calor que hacía nos dispusimos a recorrer El Malecón. Hacerlo por la mañana tiene el encanto de ver a la gente caminando por allí, leyendo un libro, tomando el sol o, simplemente, haciendo fotos. Sin embargo, para evitar que el calor os gane la batalla, es más que recomendable recorrerlo a última hora de la tarde y aprovechar para ver una de sus fantásticas puestas de sol. Y si además la acompañáis con cervecita fresca en mano, plan TOP! 😉

A media mañana…

Como todo el largo del Malecón lo recorrimos el primer día montados en el convertible, en este caso solamente llegamos hasta el Hotel Nacional, lugar que tenía especial interés en conocer.

En La Habana es bastante curioso y recomendable pasar a algunos hoteles como si de monumentos se trataran

El Hotel Saratoga es uno de los más conocidos tanto por su alto precio como por las personalidades que se han alojado en el mismo a lo largo de su historia. Actualmente el que mayor precio tiene en la ciudad es el Gran Hotel Manzana, situado cerquita del anterior y próximos al Parque Central. Otro de los más remarcables (junto a su azotea) es el Hotel Ambos Mundos, lugar que, junto a la Bodeguita de en Medio y La Floridita fue bastante frecuentado y sirvió de inspiración al escritor Ernest Hemingway.

En cuanto al Hotel Nacional, es el que más historia recoge de La Habana y el más antiguo de la ciudad. Eso sí, al entrar os parecerá estar formando parte de una película en la que la escena es un hotel súper lujoso y todos van vestidos con ropas de gala de los años 50. Pero no os preocupéis por vuestras pintas y pasar, ya que veréis que la mayoría irán vestidos como vosotros 😉

El patio interior es muy bonito y está muy cuidado, además de tener unas magníficas vistas del Malecón. Para refrescarnos nos tomamos unas piñas coladas y emprendimos nuestro camino de vuelta a La Habana Vieja.

Última tarde en La Habana

Pasamos nuestra última tarde en La Habana de bar en bar acompañados de los ritmos cubanos y sus diferentes canciones. Si además de las cervezas propias del país queréis probar alguna artesana, os recomiendo la Cervecería Plaza Vieja, situada en la Plaza Vieja como su propio nombre indica. Allí podréis encontrar rubia, tostada y negra, todas ellas elaboradas por ellos mismos.

Si vais con colegas y estáis de acuerdo en el tipo de cerveza, podéis pedir un tubo de varios litros con vuestro propio grifo. ¡Momento de selfie seguro!

En nuestro caso, como queríamos probar varias, nos decidimos por pedir por pintas.

Y para cenar… ¡otro de los manjares cubanos! La langosta. A pesar de los precios que tenemos en España cuando comemos marisco, en Cuba tendréis la oportunidad de probarla por unos 12-20 CUC, dependiendo del lugar. En nuestro caso fuimos a Habana 61, lugar en el que podréis degustar los típicos platos cubanos con un toque innovador.

Carpaccio de pulpo como entrante, la langosta y masitas de cerdo de segundo. ¡¡Todo delicioso!! Como podéis ver en las fotos, para este día ya nos habíamos amoldado a beber piña colada, ya que es bastante refrescante y teníamos que irnos entrenando para cuando fuéramos a la playa 😉

Y sin darme cuenta, este es el último capítulo de La Habana en tres días. ¡Pero la aventura continúa! Next stop… ¡Viñales! ¿Nos seguís? 😉

¿Alguna duda sobre La Habana?

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